(e)Maquinarias

A cada momento uno tiene ideas locas que rayan en lo indecible. Bueno, aca no están.
Pero hay algunas que si se pueden decir y a veces vienen de visita: ¡Conozcámoslas!

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Location: Argentina

Friday, June 02, 2006

Capitulo Dos: El que camina por el costado de la vereda

Olas gigantes que os rompeis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!

-- gustavo Adolfo bécquer, Rimas y Leyendas





El Que Camina Por El Costado De La Vereda.

Hay misterios que están ocultos a simple vista y que vaya uno a saber por qué, no podemos ver. Así mismo pasa con ciertas sociedades. Una vez caminaba por una famosa avenida del microcentro y me ofrecieron un volante, en realidad intentaron ofrecérmelo, pues hice uso de un artilugio gimnástico, que poseía escondido como arma secreta para este tipo de situaciones, para esquivar a la chica; a medias chocando con un coreano que quería sacar una foto de su mujer en medio de la marea de gente y haciéndome el apurado como excusa para mi infantil actitud, lo estaba logrando. En ese momento escuche a quien supongo era el jefe o empleador de la chica decirle algo que me quedo grabado y que seria el comienzo de un descubrimiento asombroso. El hombre le decía que el que va por afuera no quiere nada, el que camina por el costado de la vereda lo hace porque no quiere nada. Entonces pensé, tiene razón, nunca lo había pensado, pero había mucho mas oculto en esa sentencia de lo que el hombre podría haber imaginado.
Ese mismo día ni bien llegue a casa, me puse a escribir un articulo que fue publicado en una de las secciones mas interesantes (y también ignotas) del diario La Razón, una oscura pagina dedicada al pensamiento y a la filosofía, la cual era automáticamente salteada sin compasión por el 95% de la gente puesto que justo a continuación estaba la sección de deportes y, realmente, el ansia de conocimientos acerca de a que jugador le paso que cosa en época del mundial de fútbol es irresistible incluso para mi, que me considero un completo desapasionado de ese deporte, el mundial tiene esa magia. Esa era la principal razón por la cual esa sección era casi nunca leída, al llegar al final del diario la gente ni recordaba que se había salteado una sección y, de todas formas, nadie lee el diario en su totalidad. Tengo la firme convicción de que el único motivo por el cual la pagina no era removida del diario era que no querían boicotear a ninguna otra dándole tan temible ubicación. Pero lo importante fue el tema de ese articulo, no voy a reproducirlo aquí, prefiero remitirlos a la pagina 19 de la primera edición del diario La Razón del día 16-05-2006. A modo de breve resumen diré que se trataba de lo siguiente...

"Caminar por la parte de afuera de la vereda no es solo evitar el trafico de gente que hay en avenidas pobladas a hora pico, es una declaración de la propia alma de una persona hacia el mundo. El que camina por afuera no quiere nada. No quiere ni que le vendan un celular ni que le sometan su voluntada con un ofrecimiento de tenedor libre. Pero tampoco quiere creer que el universo es lo que le cuentan. Las personas que caminan por el lado de afuera de la vereda no lo hacen porque el apuro los lleve a tratar de superar en posición a los demás transeúntes, pues también suelen caminar más rápido que los demás y esquivarlos como sea cuando no tienen ningún apuro. Yo creo que el querer desentenderse de los obstáculos en ves de fluir con la corriente es una muestra de que están buscando algo. Ni ellos mismos saben que cosa es. Es una búsqueda de la inmortalidad por medio de superar a la luz en velocidad, no van a poder, pero el intento es respetable..."

No era nada del otro mundo e incluso pienso que podría tacharse de irracional. Para mi sorpresa llegaron bastantes emails para desafiar al artículo. Incluso algunos reclamaban que me ocupe de los políticos que roban en lugar de meterme con la gente que camina por donde le dan ganas de caminar. Me guardé la experiencia como anécdota y empecé a trabajar en una serie de artículos que iban a ocupar las futuras ediciones y que iban a dedicarse a la germinación del poroto y su relación con los tsunamis (si esto de verdad les parece descabellado deberían leer la contratapa del diario Crónica). Esa tarde me llega un llamado telefónico desde la redacción del periódico para avisarme que hay un sujeto que tenia información muy importante que suministrarme, pero que solo hablaría conmigo. Les dije que estaba muy ocupado y que le dieran mi dirección para que me visite. No es algo que me guste hacer pues prefiero encontrar a esos sujetos en cafés y lugares públicos, la mayoría solo quieren llamar la atención y no tienen nada que valga la pena ser contado en un diario. En solo media hora el hombre estaba tocando mi timbre, cuando lo recibí noté que estaba sumamente nervioso, incluso sudaba y miraba hacia atrás (quizá temeroso de que estén persiguiéndolo). ahí me di cuenta de que el tipo estaba completamente chiflado, aun así decidí ver que tenia para contarme.

Me dijo que había leído mi articulo y que el tenía información de los que caminan por el costado de la vereda. Hablaba muy despacio, aunque parecía tener una voz muy potente a juzgar por el timbre y el tono, le pregunté que era lo que lo ponía tan tenso. Empezó a desplegar ante mí su historia. Los que caminan por el costado de afuera de la vereda no son pocos y se conocen bien entre ellos, incluso tienen un club privado, él mismo formaba parte de ese "club". Eso es lo que Creí cuando me hablo de sus reuniones. Me empezó a preguntar por que la gran maquinaria corporatista no dejaba que el pobre peatón caminara libre por la vereda sin ser asaltado por una horda de maniáticos que se proponían informarlos de donde compraban oro y pagaban mas, cueste lo que cueste. En realidad estuve de acuerdo con el, me dijo que la organización de los que caninan por el costado de la vereda (la cual es una organización mundial, la de argentina es solo una célula del todo) tenían planes de que los volanderos y gente vendedora debían permanecer contra la pared, y solo ofrecer un volante o publicidad e información a quien lo solicitase expresamente. Quizá parezca un poco extremista, pero creo que seria genial. "De esta forma la ciudad estaría mas limpia", me dijo, pues quien pidiera un volante seria porque lo quiere y no lo tiraría en el piso entonces. Muchas mas ventajas menciono sobre ese plan, a lo cual asentí y proclame mi apoyo, le dije que eso estaba muy bien planeado. Pero el empezó a hablar de los vendedores que se lanzaban al ataque ni bien uno se para a ver una vidriera. ¿Por que no nos dejan mirar tranquilos y después, si queremos comprar algo, les avisamos? Para lo cual no tuve respuesta, siempre me molesto sobremanera esa actitud tan aborrecible. Me dijo que planeaban lograr que esos vendedores solo pudieran hablar cuando se les preguntaba. A pesar de que puede sonar autoritario, debo reconocer que tuve la sensación de que el mundo seria un lugar mejor si estos planes se cumplían.

Quise cambiar de tema y le pregunte como se había enterado del grupo y como logro al fin formar parte de él. Me dijo que ellos tienen una red muy amplia que se ocupa de buscar sujetos con esas características, y que llegado el momento de alguna u otra manera se ponen en contacto con esa persona y la inician en su grupo. Que en su caso fue un hombre que acudió en su rescate cuando estaba a punto de agarrarse a golpes de puño con un vendedor de un local de ropa de Once, hacia como 3 años atrás. Esa persona solo le dijo unas pocas cosas y se fue. Pero eso fue suficiente, me dijo que "llegado el momento, todos supimos cuando y adonde ir", de una u otra manera, como una llamada interior, sin ninguna invitación.

"Muy bien", le dije. "¿Por que está traicionando a su grupo al contarme esto? ¿Ya no esta de acuerdo con sus fines?" Con horror me escuche como me contaba acerca de los planes mas aborrecibles que pudiera imaginar. Ellos querían caminar libres por la calle, sin molestia, pero no solo llamaban molestia a la ola de publicidad y vendedores. También incluían a los mendigos, querían borrarlos de la faz de la tierra. Empecé a tener algo de miedo. También habló de los que caminan en grupos y ocupan todo el ancho de la vereda, no dejando avanzar al que camina más rápido. Lo decía con un tono casi enojado, debo reconocer que muchas veces me sentí incomodo cuando se me acercaba alguien a pedirme una moneda para el colectivo con un olor a vino barato que podría acabar con la vida vegetal en su cercanía en solo cinco minutos. Pensé en los que me piden monedas en la ventanilla del tren y en los que limpian los vidrios (limpios) de los autos (sin autorización del dueño) en los semáforos. Pero lo de la gente caminando en grupo me parecía mucho. Después hablo de las personas ancianas que no tenían velocidad para caminar. ¿QUE QUIEREN CON ELLOS?!! Exclame indignado. Me dijo que pensaban dividir las veredas en distintos andenes con distinta velocidad, como una autopista o avenida grande. Pregunte si eso no era fascismo y los ojos le brillaron a la vez que pude notar una sonrisa en sus labios, pero solo se encogió de hombros y no respondió. Por fin dijo que ellos eran cada vez más en número, y que llegado el tiempo, se alzarían en una revolución para moldear el mundo según su visión.

"No debí haber venido." Dijo por fin poniéndose nervioso. Se echo hacia atrás tropezando con una silla y cayendo al piso. Se levanto rápidamente y fue hasta la puerta de salida. Me miró y no puedo saber qué ocultaba esa mirada, pero sentí un escalofrío. "No falta mucho" dijo, abrió la puerta y desapareció como alma que se lleva el diablo. Fui hasta la puerta para cerrarla con llave, en esta ciudad hay que ser precavido.

Me quedé pensando. Si aplacaran un poco sus ánimos y buscaran un equilibrio hasta yo mismo los seguiría. Podría haber un cambio importante en la sociedad, eso seria muy agradable, en lugar de la masacre que planteaban. Podrían buscar acomodar a los mendigos en algunos lugares adonde la persona que se sienta caritativa pudiera dirigirse a depositar una moneda, en vez de exterminar a personas que comen gracias a la generosidad de los transeúntes.

Yo confieso caminar mucho por el costado de la vereda y siempre sentí que había algo en ello, algo oculto. No pertenezco a su sociedad, aunque ahora no se bien el por qué de que esa persona haya venido a contarme a mi de entre todas las personas de la ciudad sus secretos mas oscuros. ¿solo quería confesarse para sentirse mejor consigo mismo, sabiendo que nadie creería la historia ni aunque la publicara en el diario Clarín? ¿O será que acaso no estoy completamente en contra de su pensamiento y ellos lo saben? ¿Será que solo me están dando la pista para entrar a su grupo reducido? en el suelo veo un papel que se le cayo al hombre. Tiene escrito un horario y un lugar...

Tengo curiosidad, es a unas cuantas cuadras de distancia y es casi la hora. Debo apurarme o llegare tarde. Quizás caminando por el costado de la vereda llegue a tiempo...
----------------------------------------FIN????

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

bueno Holis ante todo!!! bueno te queria hacer un comentario haber si hacemos los relatos un poco màs cortos es que me aburro o si no me haces un resumèn de todo porfis!!!
jejeje es bromita! ta lindo segui beshitos!! Noel

8:57 PM  

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